"A la afición del Atlético te la ganas con el compromiso"
l reportaje Los lunes del Asador Donostiarra
Dice que "de no ser portero, habría sido actor" y se declara "enamorado de Iniesta" y lo demuestra con un verbo fácil y una apología del talento. Pero, por encima de todo, Abel es del Atleti y da lecciones de sentimiento mientras le mete en Champions.
Iñako Díaz-Guerra 26/05/2009
Cuando los atléticos piden fiesta con la Champions casi atada, Abel, siempre a contracorriente, se mueve con cautela. Si cuando se le miraba bajo sospecha se calificaba con sobresaliente, cuando ya nadie discute su notable trabajo, él pide calma. Una sana sensatez en un club con tendencia a la exageración. "Yo he visto muchas cosas en el fútbol y aún más en el Atleti. Así que, primero, aseguremos el cuarto puesto ante el Almería y luego hablaremos de renovaciones y todo lo demás".
Pero los números le avalan. Desde que sustituyó a Aguirre a falta de diecisiete jornadas para el final, con el Atleti en caída libre, las cosas han cambiado mucho y los rojiblancos están acabando la Liga como un tiro, con siete victorias en las últimas ocho jornadas. El cambio es grande y él lo sabe:
"Hemos crecido como grupo. Lo más bonito que he visto en este tiempo ha sido cómo celebraron los futbolistas los goles en Bilbao, abrazándose todos, suplentes y titulares. Eso era impensable cuando llegué. Era un grupo que no creía en sí mismo y ahora ha recuperado esa fe. Yo siempre pienso que voy a ganar y mis jugadores, también. Entre otras cosas, el grupo ha agradecido la marcha de Seitaridis y Maniche. Eran dos buenos futbolistas que no estaban identificados con el equipo y el vestuario y mi autoridad salieron reforzados de su adiós".
Pero los nombres propios negativos acaban por ser devorados por los héroes de este sprint final, con Forlán al frente, pero no en solitario. Abel presume de delanteros:
"La labor de Forlán es fundamental, porque su trabajo es clave para que no se parta el equipo. Tiene que bajar a ayudar y enganchar, pero es tan fuerte que eso no le impide llegar con la misma pegada. Es clave, pero ojo al trabajo de Agüero, que es ahora más oscuro que antes, pero igual de importante. Es un chico muy receptivo, que siempre te escucha cuando hablas y de los que más fútbol ve de la plantilla. Se preocupa de conocer siempre a sus rivales antes de los partidos para saber cómo atacarles. Va a seguir creciendo. Y ojo con Sinama, que el año que viene va a pegar un subidón en cuanto se olvide un poco del rol de tercer punta y se lo crea más".
Sin embargo, pese al brillo de su ataque, con Abel ha mejorado mucho la defensa, la gran cruz del Atlético en los últimos años. El Valencia, en el partido más importante del año, casi no pisó el área y sólo el accidente de Santander (5-1) oscurece sus números:
"Lo del Racing es uno de esos partidos que no se pueden explicar. Todo sale mal y, hagas lo que hagas, no hay solución. Pero el resto de días la defensa han funcionado. Cuando llegué, el Atleti ya había hecho nueve penaltis, una barbaridad, porque defendía siempre dentro del área y eso es imperdonable para un grande. Mi idea es adaptarme siempre a los futbolistas que tengo y con esta plantilla no puedo meterme atrás. Así que hemos adelantado y juntado las líneas mientras presionamos más arriba. Ha funcionado y hemos mejorado defensivamente sin perder en ataque".
Sin embargo, aquella goleada en el Sardinero escoció mucho a la afición rojiblanca y el siguiente partido, ante el Sporting, el Calderón vivió una bronca como no se recordaba para los dirigentes y los futbolistas. Pero estos, en vez de hundirse, reaccionaron con cinco victorias consecutivas:
"Yo conozco a la perfección este club y a la afición, por eso aquel día les explique que a la afición del Atleti se la gana con el compromiso, que si das todo lo que vales lo acaba valorando. Tenemos una afición inteligente que sabe que, por poder económico, no podemos competir de igual a igual con Barça y Madrid. No les podemos garantizar la victoria, pero sí el compromiso. Eso lo ha entendido el equipo y ha sido más importante que cualquier sistema. En el siguiente partido, con 0-2 y uno menos contra el Espanyol, la grada ya nos llevó en volandas hasta el triunfo".
Este episodio fue, junto con la eliminación en Oporto con Forlán de suplente, su momento más crítico desde que llegó. Pero en ambos casos Abel tira de su currículum como jugador del Atleti, 16 años y 302 partidos oficiales, para explicarse:
"El vestuario entiende que haber jugado tanto tiempo en el Atlético me da más legitimidad. Saben que conozco la casa y que lo que digo es cierto. Eso da confianza a los jugadores. Al futbolista hay que hablarle a la cara y no dar bandazos. Si te equivocas, que sea con tus ideas. Por eso volvería a hacer lo de Oporto exactamente igual. No estábamos bien físicamente y pudimos pasar, sólo faltó un gol y no nos pitaron un penalti a Simao. El equipo no discutió la decisión porque confían en mí. Y eso es lo más complicado de ser entrenador, gestionar un grupo de gente muy joven, algunos no preparados para las exigencias, con envidias y recelos. Ha habido momentos duros que otro entrenador no habría aguantado, pero ahora nuestro vestuario está muy unido".
Renovación. Aunque se resiste a hablar hasta que acabe la Liga, su continuidad es tema obligado. Abel no se pronuncia, aunque el club le ha prometido que seguirá si acaba en Champions. El de Velada es más locuaz a la hora de analizar el porvenir de la entidad:
"El Atlético está sufriendo los rigores de la crisis como todo el fútbol español y tiene que hacerse planteamientos a largo plazo, potenciando más la cantera, que se ha estancado un poco. Pero se necesita una paciencia que ahora falta. Eso sí, los chavales tienen que merecerse jugar. Por ejemplo, Camacho ya está en el primer equipo; ahora, si quiere jugar, que se gane el puesto. Y antes o después lo hará, pero por bueno, no por canterano. El éxito de las categorías inferiores llegó a la Selección absoluta en la Eurocopa y ahora hay que aprovechar ese tirón. En cuanto a los fichajes, se va a hacer lo imposible por mejorar el equipo. Hay que estudiar cómo. Quizás es mejor comprar tres buenos con el dinero que saques por uno muy bueno. Sea como sea, el Atleti va a mejorar".
Emilio Gutiérrez, director de Comunicación del Atlético, explica que el club se gasta 6 millones anuales en cantera y que es clave para estos tiempos de crisis, donde el objetivo es que los gastos en salarios y amortizaciones de jugadores sean sólo el 80 por ciento de los ingresos, un porcentaje muy inferior al actual. Y para concluir, Abel recuerda el pasado para preparar el futuro:
"Yo llegué al Atleti en 1982 desde el Ciempozuelos, de Tercera. Me entrenaba Emilio Cruz y me recomendó a Rodri antes de que me fichara el Zaragoza. Pasé dos años en el filial y luego ya, al primer equipo. Entonces, lo normal era ganar siempre. Esa era la exigencia del Atlético y hay que recuperarla. Tras el doblete el club pasó por situaciones muy difíciles, pero ahora estamos a punto de cerrar una campaña sensacional. Desde aquí, hay que seguir creciendo". Y con un punto más, Abel se habrá ganado el derecho a dirigir ese proyecto.
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