martes, 17 de febrero de 2009

CRONICA de Iñako: Atlético 1 - Getafe 1. Y con Abel, la vida sigue igual

Fuente:  Iñako Díaz-Guerra 16/02/2009 crónica

Albín, que había fallado un penalti, igualó en el 88'. Atlético y Getafe desaprovecharon mil ocasiones. Forlán sí acertó y ya lleva 15 goles. 

Jacobo, enorme.

Nos gusta creer en milagros porque son más alentadores que la cruda realidad y un camino más corto hacia cualquier éxito que el aburrido trabajo. Sólo tienen un problema: no existen. Por eso el debut de Abel en el Calderón, tras la exagerada fiesta de Huelva, acabó en ducha fría y frustración. Porque el Atleti sigue siendo un equipo disfuncional, incapaz de cerrar los partidos, con una tendencia incontrolable a meterse en lío y desaparecer durante largos ratos, a ahogarse en un vaso de agua. Y como el Getafe es mucho más que un vaso de agua, pasó lo que pasó.Y lo que sucedió, les explicará el hastiado aficionado atlético, fue lo de siempre: que cuando, tras las vicisitudes habituales, parecía que el Atleti se llevaría los tres puntos y encararía la inminente etapa reina en posición de Champions, empató Albín entre rechaces y caos. Era el minuto 88. 

Ahora retrocedamos en el tiempo para saber cómo se llegó hasta ese desenlace.El comienzo dio pistas, desde luego. A los cuatro minutos, Albín cabeceó al larguero un saque de esquina; a los 13', Ujfalusi se lió en un despeje y la pelota acabó en los pies de Uche que, solito ante Leo Franco, controló mal y permitió al portero evitar el gol cantado, y a los 17', Pernía se cayó al suelo de mala manera y acabó despejando con el codo en un penalti que, de puro absurdo, no pitó el árbitro. El Calderón supo entonces que los viejos problemas permanecen vigentes: cada córner sigue siendo un penalti-córner y sus defensas, si no tienen problemas, se los inventan.El Atleti intentaba aplicar sus nuevas normas: defensa más adelantada, mayor circulación de balón y presión constante, pero el Getafe se sentía genial en ese escenario. Él presionaba con más éxito y los espacios eran una bendición para Uche y Albín. Abel pretende, y es normal, encontrar una forma en la que convivan Agüero, Forlán, Simao y Maxi sin que el equipo se parta, pero la solución aún parece lejana.Así que el Atleti vivió de lo que vivía con Aguirre, de intercambiar golpes. Avisó Forlán con un disparo cruzado, le siguió Kun de media chilena y el uruguayo, que no falla dos veces, adelantó a los rojiblancos al empalmar un muy buen centro de Seitaridis, bastante inspirado en ataque ayer. Polanski recriminó a Jacobo que no saliera a por el balón, pero si hubiera sabido lo que iba a pasar después, el alemán habría permanecido callado.

El Geta acusó el golpe y llegó groggy al descanso, pero salió nuevo del vestuario. Y el Atleti, dormido. Durante diez minutos, la pelota rondó sin descanso la portería de Leo Franco, con Granero y Casquero haciendo morirse de envidia a los aficionados atléticos, que darían a media plantilla por un centrocampista como ellos. Por supuesto, el Getafe rechazaría la oferta sin titubear. Pero Uche estaba impreciso y Pablo enorme, así que los de Abel recobraron el aliento y el panorama cambió de nuevo.Ocasiones perdidas. 

A los 55', Seitaridis volvió a sacarse un centro magnífico de esa manga tan ancha que tiene y el cabezazo en plancha de Agüero dio el pistoletazo de salida al show de Jacobo. Paradón abajo. Ahí se acabó la noche para Agüero, que fue sustituido con 23 minutos por jugar, algo inédito. Abel es valiente, eso ni se discute. Nada más irse Kun, Maxi volvió a estrellarse con Jacobo, que cerraría una trilogía al nivel de El Padrino cuando, a falta de 5 minutos, se comió a Maniche en un mano a mano claro, claro, claro...

Poco antes, en el 79', Pablo y Albín se habían unido para mantener vigentes dos malas costumbres: la del Atleti es hacer penaltis (lleva nueve) y la del Getafe, fallarlos (cuatro con el de ayer). Pero el uruguayo, futbolista de altas miras, olvidó su disparo a las nubes en el último instante, cuando cabeceó a la red una chilena fallida de Uche, haciendo justicia para su equipo y para sí mismo.Y así acabó el debut de Abel en su casa, con los viejos fantasmas atosigando a las nuevas promesas. Como en esta Liga todos los aspirantes a Champions tienen como hobby dispararse en el pie, aún tiene mucho tiempo para espantarles. Casi tanto como trabajo.

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